AÑOS
MARAVILLOSOS EN LA ESCUELITA 20391
Escribe: Hernán Anaya Arce.
Era el año 1974 cuando por
primera vez llegue al colegio 20391, después que mis padres buscaron la
vacancia en diferentes instituciones de la época, sin conseguirlo, pero gracias
a Dios mi destino se quedaría ahí.
Aún recuerdo como transcurrieron
los primeros años en la escuelita y las horas que pasamos sentados en la carpeta, frente a la pizarra
deletreando las silabas del famoso Coquito, y mientras pasábamos los grados
entre libros de lectura no podemos dejar de mencionar a nuestro inseparable
compañero de trazos y garabatos el cuaderno borrador más conocido como el block
donde también se escribía matemática, lenguaje, ciencias sociales, ciencias
naturales, historia del Perú, cívica etc. mientras llegamos al sexto grado en
el año 1979, época donde la escritura se convertía en un sueño, casi a los 10
años de mi vida podía escribir los primeros versos y expresar los
acontecimientos y vivencias de ese entonces, de ese pedacito de hombre, sin
saber que entraba al universo de las letras, de historias y sueños convertidos
en poesía, he aquí uno de las primeras composiciones dedicado a mi Alma Mater:
"ESCUELITA 2O391"
(1980) Recuerdo aquel colegio primario/ Donde todo era bello e inolvidable/
Ahora con el tiempo imperdonable/ Solo recuerdos tengo de él a diario/ Gracias
maestros por la enseñanza/ Jorge Bravo De Rueda Querol presente/ Tus alumnos de
hoy y el ausente/ Te rendimos homenaje con añoranza/ Cuanto daría por ver a mi
promoción/ Todos juntos sería una gran emoción/ Sin ensayar cantaríamos una
canción/ Siempre en mi mente estarás escuelita/ Y yo llevare ese número, 20391
donde/ Un día me guiaste como estrellita. (Con unos arreglos a posteriori por
el cambio de nombre del colegio)
Es la cosa más importante que me
ha podido pasar en la vida, hoy sentado en mi escritorio y frente a una
computadora, puedo escribirlo, acompañado de unas imágenes que quedaran en el
recuerdo, pasaron 36 años que egresamos de este emblemático colegio, no hay
palabras para poder expresar los mágicos momentos que pasamos en sus aulas, que
si bien es cierto, enriquecimos nuestras almas, nuestras vidas y de los magníficos
profesores de vocación que tuvimos, como podemos traducir esta experiencia de
esos años, ¡quien no se acuerda de la profesora Eufemia! De carácter estricto y
a veces se le pasaba la mano, quien Chancayano no se acuerda de la clásica
jalada de patilla o los reglazos en la palma de la mano (hoy solo se recuerda
como una tradición). Años maravillosos donde en cada salón compartías carpeta
con un compañero mayor, porque en ese tiempo era así.
¡Qué épocas! Para los que estamos
en la base cuarenta o cincuenta, el recuerdo debe de estar latente como si fuera
ayer, solo paso el tiempo pero el espacio donde transcurrió nuestra niñez aún
está allí, las enseñanzas, los concejos, aquellas participaciones en los juegos
deportivos, el clásico rival el 21008, encuentros que se realizaban en el campo
deportivo de la rivera que era solo tierra y los jugadores se enterraban en el
polvo, ni qué decir de la entusiasta barra que alentaba de los alrededores del
campo, Indudablemente cada equipo tenía su jugador representativo, por el 20391
estaba Vílchez y por el 21008 estaba un arquerito de los buenos que le llamaban
por su apelativo “chupaca”
Sin lugar a dudas, ¡épocas
gloriosas que nos tocó vivir! y hoy trastocan en lo más profundo de nuestra
nostalgia abierta, como una melodía sinfónica que queda en el recuerdo para no
olvidar, como un libro lleno de ocurrencias que afloran día a día y donde es
posible contar entre amigos del lugar, en el lugar donde te encuentres, sea en
el extranjero o en el boulevard de Chancay lo que nos tocó vivir.
Hay muchas cosas que recordar,
muchas cosas que rescatar del pasado estudiantil, épocas donde no habían esa
facilidad de las redes sociales, eran épocas de biblioteca municipal o acudir a
la casa de un amigo para prestarte un libro y poder desarrollar tus temas,
épocas diferentes donde primaba la voluntad de superación, como la célebre
frase de ALBERT EINSTEIN: "Nunca consideres el estudio como una
obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso
mundo del saber", otro tema era la infraestructura escolar que no era al
cien por ciento, pero el recurso humano superaba al actual, había esa vocación
de enseñanza y calidad humana indiscutible, puedo mencionar algunos nombres, Apolinar
Amado como director, el profesor Veliz, Manuel Pardo, Bertha Paredes Jiménez,
María Ramos Bernal, Julio Cosquillo y la profesora Eufemia, luego la profesora
Paula Justo y el director Guillermo Huando Uribe que calidad de docentes,
podríamos decir un lujo dentro de la educación de esa época.
¡Quién no recuerda! los salones
de madera o triplay acondicionados como aulas, ya que anteriormente era la
estación del ferrocarril, las clásicas palmeras como símbolos, ¡cómo no
recordar! el kiosco de la señora Doris, las galletas de animalitos y el
caramelito de pera muy tradicional en esos tiempos, ¡quién no recuerda! antes
de entrar al colegio le comprábamos ciruelas al señor Clemente Ramírez ubicado
en la calle Benjamín Vizquerra ¡cómo no recordar! la tiendita de la señora Rosa
Ramírez ubicado dentro del colegio donde se compraba la guayaba los nísperos y
las golosinas. Algunos pasaban la hora jugando bolita en el patio o
trompeándose por las figuritas, aún recuerdo a los amigos de ese entonces, Eloy
Ugarte, los hermanos Papito y Challe, los hermanos Jarita, Jalaconcón, el gordo
Mañuco, Chilongo qué tiempos aquellos, otros pichangueando en el inmenso campo
que tenía el centro educativo donde a veces se salía el agua de la acequia,
¡quién no se acuerda! de La familia Villafuerte que por cuyo lindero pasaba el
canal de regadío donde algunos mocosos jugaban con su barquito de papel, luego
trepábamos la pared para continuar el recorrido que daba hasta la cruz del
Benjamín.
¡Quién no se acuerda! que a la
hora del recreo nos íbamos a la chacra del señor joven, ¿Quién no subió a un
árbol de guayaba de nísperos o ciruelas? ¿Quién no salto raudo para escapar
cuando nos llovía las piedras? ¿Quién no subió a los arboles de mora que se
encontraban en la entrada del barrio el paraíso? donde vivía nuestro compañero
de promoción Juan José Plasencia que hoy lo recordamos con entusiasmo.
¿Quién no se acuerda de don
Roque?
-Y los riquísimos dulces y
alfajores
¿Quién no se acuerda de lonche
lonche?
-A cincuenta el saco de cancha
-Maní maní tu hermana para mí, ya me voy.
Hernán
Anaya, Angel Burgos y Javier Estrada.
Otros eran más avezados y
traviesos, se podría decir hiperactivos en toda la extensión de la palabra, hay
mucho por recordar, algunos de ustedes al leer este artículo se sentirán
identificados con esos memorables momentos, quien no se tiro la pera o se hizo
la vaca por decir así. Hoy un cierto tono de nostalgia nos invade el alma,
cuantos años pasaron ya, desde que dejamos la institución que de cariño
llamábamos Escuelita, fue como nuestra segunda casa, dejamos parte de nuestro
ser, nuestra juventud adolescente, infinidad de momentos y sentimientos que
como compañeros de carpeta vivimos y compartimos durante seis años. Pedro
Vazques el popular Paquirri, los hermanos Nario Vasquez, Checha y Pichiri, los
hermanos León Alfaro Jacinto y Pedro, Alfonso Valencia, José Donayre, Javier
Estrada Silva, Ángel Burgos, los hermanos Cruz, Julio Ormeño , los hermanos
Cáceres, Rogelio Herrera, Fernando Vargas Machuca, Yuly Rebatta Dávalos, Juana León Carrión, Nelly
Quijano, Luis Carlos Carrillo, Teresa Soto Inga por ese entonces su papá era director del Salazar Bondy.
- Una de las tantas anécdotas que
recuerdo, fue para el desfile de la semana de Chancay en el año 1979, cuyo
objetivo era ganar el gallardete como siempre se acostumbraba, habíamos
ensayado tanto en la banda y en la marcha, inclusive la prioridad era la
congruencia en el sonido de las trompetas, a pesar que contábamos con
instrumentos ya deteriorados o de mucho uso se podría decir, el ensayo estaba
al mando del profesor veliz una persona identificado con la institución. Pero
un 14 de diciembre algo inesperado sucedió en pleno desfile, llego un
cargamento de tarolas y trompetas, sin titubear nos hicieron el cambio de
instrumentos, imagínense, nunca habíamos practicado con un heraldo. Aún
recuerdo a mi compañero Rolando Cruz que era el guía en los ensayos, hacer
grandes esfuerzos para poder soplar la trompeta dando el inicio de la marcha,
mientras la multitud aplaudía y coreaba el nombre de la Escuelita,
paradójicamente ese año ganamos el desfile escolar.
-Una anécdota más, como era costumbre
los días lunes tocaba revisión de cuaderno, en ese entonces la profesora Paula
Justo convoco a que los alumnos dejaran sus cuadernos de educación cívica en el
pupitre ¡cuando de pronto pregunto! ¿Quién es Hernán Anaya? me pare de mi
pupitre y dije yo profesora pensando en lo peor, ¿qué paso con el cuaderno? le
conteste que no tenía, porque en ese entonces era de condición muy humilde que
solo la tarea lo había desarrollado en un block, y me contesto; si así escribes
en borrador como será en limpio felicitaciones alumno, época que marco mi vida
y hoy siempre lo recuerdo.
Mi madre siempre me contaba que
aprendí a leer a los cinco años, y las primeras cosas que escribí fueron
canciones, sin saber que pasados los años mientras crecía y maduraba iba a
plasmar estas líneas con anécdotas e historias que llenaron mi infancia de
recuerdos y alegrías. Hoy quiero agradecer a Dios por la naturaleza que nos
brinda y en el cual nos desarrollamos con ese don de la vida, gracias a todos
los compañeros de la promoción 79-80 que por cosas del destino ambas
secciones A Y B llevaron el mismo nombre de promoción "Miguel Grau"
que compartimos carpeta y entregamos nuestros sueños que nos abrigo desde la
niñez, hoy con el paso del tiempo y gracias a los buenos recuerdos nos convertimos
en amigos incondicionales. De igual forma con el respeto y profundo sentimiento
de gratitud a nuestros maestros que caminaron junto a nosotros guiando nuestros
pasos e iluminando nuestro sendero con su sabiduría.
PROMOCIÓN 1979 - 1980
"MIGUEL GRAU"
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