Opayaco, donde están tus cataratas silenciosas
Donde están tus aguas cristalinas,
Que un día de septiembre deje caer
mis lágrimas
Sobre tu caudal y sumisa
corriente.
Opayaco, he venido a tu rio a
recordar mi juventud
A sentarme en la misma piedra,
Y ver correr tu vertiente con
mucha nostalgia
Y empapar con tus aguas mi alma.
Hoy, con la mirada, busco los
verdes eucaliptos
Y entre tus sombras encontrar a mi
padre,
Descansando al lado de tus
enternecidas raíces
Soñando sus danzas y sus
costumbres.
Pero ya no habrá sus pasos, al son
de los cascabeles
La chicotilla, ni el mozo danza
Ni caminara a la curva ni a san
Marcos
Tu alma se habrá ido con el agua silenciosa.
Lucerito de la noche, que alumbras
el cerro bronce
Y los caminos de mi Opayaco
querido,
Hoy me veras partir, pero volveré
en primavera
Cuando cante el cullcush en las
quebradas.
Poeta: Hernán Luis Anaya Arce.
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